CETRERO FUNDADOR

Recuerdo que desde muy joven he buscado,  lo que  la gran mayoría de los seres humanos buscamos internamente,  incluso, aún sin saberlo: experimentar y disfrutar de una vida en auténtica libertad. Este juvenil anhelo interior de libertad ha sido una guía constante hacia una vida en amistad con la belleza de la Naturaleza y con su Magnífico Creador. Con el tiempo me doy cuenta de que este profundo anhelo inscrito en mi corazón ha sido la chispa y el fogón desde el cual  se ha encendido y forjado esta  pasión por las Aves Rapaces y la Cetrería en mi vida.

Fueron estas  innatas, internas  y metafísicas razones, inicialmente inconscientes, por las que desde los catorce años, allá por 1986, decidí dedicar el resto de mi vida a esta mística amistad que se puede cultivar, entre estos maravillosos seres alados que son las aves rapaces y nosotros los seres humanos.

Ahora puedo reconocer claramente que quien tiene la capacidad de admirar a estas maravillosas criaturas también admira la luz que emite cada una de las Aves Rapaces y que fue puesta en ellas por su Creador. En esta contemplación y admiración de las Rapaces, uno parece casi tocar  con la punta de los dedos la más pura libertad, creo que ahí radica la magia de la Cetrería.

El primer recuerdo que tengo de esta pasión por las aves rapaces es de cuando yo tenía unos 4 años allá por el año 1976: en aquella época mis hermanos mayores, de unos 7 y 10 años, comentaban que un amigo suyo, un tal " Fei" tenía un águila en el patio de su casa. Todavía recuerdo el deseo intenso que sentí en ese entonces de poder ir a ese patio y poder contemplar aquella águila. Lamentablemente nunca me llevaron a verla, debieron pensar que era muy pequeño y que era algo peligroso. La verdad es que no me explico, ni cómo, ni por qué, pero esta admiración por las aves rapaces ya estaba simplemente presente en mis primeros recuerdos.

Las aves rapaces son místicos seres alados, libres, aliados del viento y príncipes de los cielos... 
Cuando uno observa a cualquier rapaz, lo primero que impresiona es su estampa. Pareciera como si a la palabra “libertad” le hubiesen nacido plumas, garras, pico y se hubiese convertido en una criatura con muy poderosas alas. Siempre me va a atraer esa mística impresión que transmiten las aves rapaces cuando uno las contempla ya sea cuando están posadas o en vuelo. Creo que todos los cetreros nacemos con esa capacidad de quedar extasiados al estar ante cualquiera de las aves rapaces pues son criaturas, aparte de por sí hermosas, que tienen esa impronta de ser totalmente libres y silvestres, y que pueden recorrer los cielos, dominar los vientos y volar en ellos a su entero antojo y placer. Cuando uno contempla a una rapaz volando, es como si en cada aleteo, exhalara una vigorosa expresión de libertad que va fluyendo constantemente de sus alas.

Con el pasar de los años, esta pasión por las aves rapaces siempre ha ido creciendo y madurando junto con mi propia vida. Recuerdo que allá por 1984, mi primera fuente de ilustración para conocer más a las rapaces fueron las enciclopedias que tenían mis padres en la casa. A mediados de los 80's no había Internet como ahora. Recuerdo que busqué en todos esos libros, todas las palabras y las imágenes que me daban más información sobre las rapaces. Al principio ni siquiera sabía que se pudieran adiestrar, simplemente buscaba en la enciclopedia la palabra “halcón”, “águila” o “gavilán” y me gustaba repasar los textos, los dibujos e imágenes que iban con ellos, por largos ratos, hasta que descubrí la palabra “cetrería” o “halconería”. Recuerdo que cuando tendría unos catorce años, le pedí a mi padre que me llevara a diversos sitios para ver si me podrían enseñar cetrería. Recuerdo que fui al Museo de Historia Natural, a la Facultad de Zootecnia, a la Facultad de Biología e incluso fui a la Facultad de Veterinaria siempre con la misma solicitud… “si alguien me pudiera enseñar algo de cetrería”; para lo cual siempre encontraba casi la  misma respuesta: “¿sastrería?...ehh? no joven… aquí no se enseña nada de sastrería”...  Mi querido padre me llevó a todos lados sin suerte alguna. Recuerdo que me pasé los catorce años suplicando a mis padres, el poder criar algún gavilán o halcón; sin embargo, nunca accedieron, ahora que soy papá entiendo un poco su perspectiva, pero entonces se me hacía demasiado difícil entenderlos. 

No fue sino hasta mi cumpleaños #15 (1987) que a mi buen padre se le ocurrió la genial idea de comprarme un libro sobre “El Arte de Cetrería”, era la primera vez que me enteraba de que la cetrería era un Arte. En la dedicatoria del libro mi padre pone: “Hijo,…aunque nunca llegues a practicar la cetrería, espero que puedas encontrar divertida la lectura de este libro en tus ratos libres”. Mi padre, seguramente creyó que el libro trataba de historias de halconeros con sus halcones, de grandes aventuras; sin embargo, no imaginó que estaba poniendo en mis manos el mejor y más didáctico manual escrito en español para iniciarse en la práctica de la cetrería. 






Lo recuerdo claramente, yo nunca había sido muy asiduo a la lectura y gracias al nutrido, elegante y descriptivo léxico de Don Félix Rodríguez de la Fuente, simplemente devoré el libro y recuerdo que repetí este magnífico manjar unas tres veces seguidas por lo menos, sin empacho alguno. Al poco tiempo, tuve por fin mi primera vez a mi primera rapaz en el puño, fue una gavilana acanelada, una prima zahareña, una muy, pero muy vieja cuyo comportamiento calzaba perfecto con lo descrito por Félix respecto del carácter de los gavilanes, sólo que ésta prima tenía el tamaño de un azor, de color negro, fuego y canela. Fue una maestra demasiado dura para un joven aprendiz como lo era yo entonces; pero si ni ella pudo desanimarme, nada lo haría después. Fue así que empezó mi historia como halconero.

Áspid, acanelado pasajero tardío con el cual logré cobrar mis primeras presas chochines y saltapalitos en los parques cerca de casa, en los alrededores del Pentagonito 
(Monterrico Norte y San Borja).

Allá por 1987, una cosa era tener el manual en la mano y otra cosa era llevar la letra a la práctica. Fue un camino duro y solitario al inicio. No tuve la suerte de encontrar amigos Cetreros, sino hasta el año 1989, que en el colegio y en el barrio algunos amigos se unieron a la práctica de la cetrería, de entre ellos, Iván Castañeda, tuvo la gran suerte de volar muy bien a un torzuelo peregrino casi al empezar, recuerdo que ese halcón me lo trajo José Silva un amigo del vecindario que quería que se recupere al halcón, llegó maltrecho con las alas y cola recortadas, lo pudimos recuperar en una muda y gracias a Iván que lo volaba muy bien en La Molina se recuperó perfecto. Mario Castagnola, cuyo excelente manejo de los gavilanes acanelados y bicolores siempre es grato de ver. Daniel Huamán gran compañero cetrero voló excelente un puna hawk nuestra versión peruana del Red tailed hawk con quizá mejores aptitudes para la pluma, pues nuestros puna hawks son muy hábiles con la pluma. Así, desde principios de los 90's ya fueron aumentando los aficionados a la cetrería, ellos me presentaron nuevos halconeros como los sobrinos de Armando y la "pandilla" del faro de Miraflores (Caimán, Manguito, Walter y algunos más...) y así poco a poco fuimos más halconeros en Lima.

Recuerdo que a mediados de los 80s y principios de los 90s no existían gavilanes acanelados silvestres en Lima, fuimos nosotros los halconeros gracias a quienes esta especie nuevamente fue volviendo a reintroducirse en Lima y a ocupar el hábitat que había perdido en Lima hasta esa fecha. Por mi parte me encargué de recuperar y liberar a muchos ejemplares que llegaban maltrechos a nuestros "mercaderes" y me los dejaban a "bajo precio". Creo que no puse un grano de arena al respecto sino al menos dos docenas de granos de arena....
 
Han pasado los años y mi relación con las rapaces se ha ido añejando, el manejo es más preciso. En julio del año 2007, a solicitud de una empresa del rubro Aeronáutico, fundé la Empresa Control Rapaz. El objetivo inicial de Control Rapaz era el uso de aves rapaces con el fin de lograr un Control Ecológico y Natural del Peligro Aviario en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima; es decir, la disminución del riesgo que sufren las aeronaves y sus pasajeros de colisionar con aves durante los aterrizajes y despegues. 

Ya desde febrero de 2007, estas técnicas de Cetrería aplicadas al Control de Aves Plaga, las venimos perfeccionando y aplicando a diversos problemas causados por las aves en diversas industrias de muy variados rubros: grandes naves de almacenes, cultivos agroindustriales, infraestructuras en el mar, monumentos arqueológicos, plantas industriales, terminales marítimos, edificios, viviendas, oficinas, reservorios de agua, etc.

La Familia Control Rapaz actualmente viene creciendo y  brinda el noble oficio de Halconero a los miembros de esta familia. Se les capacita de manera constante en este Oficio de Halconeros.

Realmente es muy gratificante, el hecho de poder compartir mi vida y la vida de mi familia con la familia Control Rapaz. 

Doy gracias a Dios, a toda mi familia que ahora también es toda la familia Control Rapaz y a todos nuestros amigos quienes nos vienen brindando su apoyo de manera totalmente  desinteresada.
 
Agradezco especialmente a cada uno de nuestros clientes por la confianza depositada en nuestros esfuerzos y trabajos, los cuales tienen como objetivo solucionar sus problemas causados por las plagas de aves. Ponemos en cada uno de ellos toda esta experiencia ganada a la fecha y así brindarles nuestra mejor solución a cada uno de sus problemas en específico. 

Ruego a Dios, nos conceda a todos, mucha salud, muchos éxitos y toda clase de maravillosas bendiciones!!!


Norman C. Quirós Bazán
Cetrero Fundador
Gerente General
Control Rapaz

PRINCIPIO DEL MANEJO DE NUESTRAS RAPACES

LA CETRERIA ES UN ARTE EN CONSTANTE EVOLUCIÓN... NUESTRO OBJETIVO ES BRINDAR LO MEJOR Y MAS APROPIADO PARA NUESTROS HALCONEROS Y LO MEJOR Y MÁS APROPIADO PARA NUESTRAS AVES RAPACES

COMPROMISO SOCIAL DE CONTROL RAPAZ

El principal Compromiso Social que tenemos para con el Perú, es dar un trabajo digno a quien quiera formar parte de esta familia: Control Rapaz. Para ello en Control Rapaz se les capacita en un noble oficio que hacía siglos se había extinguido: el Oficio de Halconero. De esta manera trabajamos para que cada día podamos brindar un servicio que solucione los problemas causados por las Plagas de Aves de forma efectiva, ecológica y sostenida en el tiempo, para así, beneficiar a la actividad económica nacional brindándole un ambiente libre de la contaminación y/o mermas causadas por las Aves Plaga.

CETRERO, HALCONERO:

Un cetrero o halconero es la persona a la cual se le ha concedido el don de sentir una profunda admiración por las aves rapaces, la cual le lleva a contemplar la vida de estas magníficas criaturas desde un primer plano, como a través de un zoom. Así la cetrería, aunque nació para cubrir las necesidades alimenticias del ser humano y de su rapaz, más que una simple técnica de caza, la cetrería es un llamado a la contemplación de la apasionante vida de las aves rapaces en todas sus facetas, en especial en la faceta de la caza de presas silvestres.